“Mi actual dirección es 200 metros al norte de Pizza Hut, y después 400 metros al oeste, pero en unos pocos meses seré capaz de dar un nombre propio de la calle y un número.”
Así informaban los medios ticos, en palabras del ex-alcalde de San José de Costa Rica, sobre el intento de cambio de una costumbre que cada vez que he viajado a Costa Rica no deja de llamarme la atención: el hecho de que , como en la canción de U2, las calles no tienen nombre.
La primera vez que caí en cuenta fue cuando con uno de mis ex-socios de la empresa de turismo que teníamos, fuimos a buscar locales para las nuevas oficinas en ese país. Llegar a las direcciones que veíamos en la lista que nos había enviado la agencia inmobiliaria era imposible sin alguien que viviera en la ciudad, porque no solamente había que conocer las cosas que había y donde estaban, sino también las que ya no existían.
¿Como así? Se los cuento después de este episodio de 3 Travel Bloggers dedicado a la capital de Costa Rica en el que, estando lesionado de la pierna y debiendo evitar moverme mucho, por primera vez pude recorrer con tranquilidad la ciudad de San José que muchas veces queda opacada ante la oferta enorme de naturaleza desbordante que es el atractivo principal de este paraíso ecológico.
En este último viaje a San José pude comprobar que sí, que son ahora visibles ya en muchas de las calles los carteles esquineros con sus nombres pero esto no es algo precisamente nuevo: desde “siempre” ha existido un sistema numérico basado en el trazado original de las ciudades ticas, pero los costarricenses por alguna razón nunca se acostumbraron a usarlo y en vez de eso, al dar una dirección se refieren a tiendas, restaurantes, e incluso árboles o anécdotas de personajes populares complementado esto con la cantidad de cuadras o metros que hay que recorrer hacia determinado punto cardinal para llegar al destino.
Aunque esto es absolutamente normal en el país – y de hecho cuando he conversado del tema a algunos hasta les sorprende que exista otra forma de ubicarse en una ciudad que no sea esa – para un visitante de fuera puede ser una verdadera pesadilla kafkiana. Por ejemplo, como leí por ahí, si queremos llegar a la Academia de Policía nos dirán que queda frente a la Escuela Castro Madriz y si después de eso pedimos que nos digan donde está localizada esa escuela, la respuesta será muy probablemente “Al frente de la Academia de Policía”.
Una de las primeras cosas que me vino a la mente fue el trabajo de los pobres carteros en épocas pre e-mail e investigando para escribir este post me entero que una ¡cuarta parte! de la correspondencia no llega nunca a su destino. Es lógico, porque más que cartero hay que ser explorador de mapas del tesoro o resolvedor de jeroglíficos para no mencionar el tener que estar muy al día en cuanto a donde quedan determinadas tiendas o hitos urbanos o incluso saber de la historia de la ciudad.
El caso más famoso lo encontramos en el barrio San Pedro de Montes de Oca donde durante décadas las direcciones nacían y morían a partir de un famoso “Higuerón”, robusto árbol que al cumplir su ciclo de vida se cayó fue cortado y sacado de su lugar original. Pues bien, resulta que aun sin el famoso higuerón, por costumbre, la referencia seguía siendo la misma, solo que anteponiendo el adjetivo de “antiguo”. Por lo tanto, cualquier visitante de San José hace unos 20 años que tuviera que encontrar un lugar con el “antiguo higuerón” como coordenada principal, probablemente estaría hasta ahora buscándolo. Afortunadamente y para nuestro alivio, desde entonces en el lugar ha sido sembrado un “nuevo higuerón”.
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Pero eso no acaba ahí, uno de los colaboradores del hotel Holiday Inn Escazu, donde nos alojamos en San Jose de Costa Rica, me comentó que él estaba familiarizado con direcciones que incluían pequeñas y fascinantes historias del tipo “… como trescientos metros al oeste 2 casas antes de donde esta el perro amarrado” o, la más alucinante de todas, “de donde la señora que siempre vende fruta, 100 metros hacia el norte”
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Al ex alcalde de San José, me aparece a mi, la cosa no le resultó. Porque aunque los letreros están ahí, testigos de la vida cotidiana de la capital, a los viajeros despistados los sanjosefinos aún nos deleitan con esas narraciones que dan pie a conversaciones con las que nos enteramos de cosas como las que cuento y que finalmente, son lo enriquecedor de viajar.
Como ven en el vídeo, Costa Rica es naturaleza y por eso se le conoce sobre todo,pero es también mucho más: después de todo ¿En que otro país puedes ganar una historia segura o incluso un amigo con simplemente pedir una direccion?
JL
Annette Flottwell on
Trabaje en un gran taller en Tilarán. Según el gusto, la dirección era 50m al sur del liceo Murillo Alvarado o100m al este y 50 al norte del Banco de Costa Rica. Nada de complicado. Pero imagina mi sorpresa cuando compré una parte en este taller y en los documentos del catastro el taller se encontró 700m al este y 50 al norte del supermercado Zamora…. que ya era en otro lugar después hace 30 años!
En Liberia, me explicaron la ubicación de otro taller: va hasta el gran palo EN la calle y 100 al sur, 50 al este. Si, hay un higuerón enorme en el puro centro de la calle.
Laura on
No sólo los turistas se pierden. Yo soy costarricense y hasta los policías me pierden.
Una vez, iba para una entrevista de trabajo y un anciano me dijo que el lugar estaba en frente de “un palo (árbol) de mango.” Habían talado el árbol y yo me perdí como 45 minutos.
JL on
JAJAJA… muy buena anécdota Laura, y algo que a los que visitamos CR nos llama mucho la atención.
SD on
Buenas tardes, un artículo con el que realmente me sentí identificado ya que la dirección de la casa en la que viví hasta que me casé toma como referencia el Higuerón de San Pedro. Como veo que le gustan las anécdotas, y para que haga una pequeña corrección, el Higuerón de San Pedro no fue cortado, se cayó. Yo estaba muy pequeño pero voy a decir que en el año 1991, porque he escuchado historias que dicen que fue a raíz del terremoto de Limón (7.7 Mw) de ese año, que las raíces perdieron agarre y poco después se vino al suelo. Fue todo un acontecimiento, porque era un árbol bastante impresionante para estar en un lugar donde ya el concreto se había apropiado del paisaje. Junto con el árbol se vino abajo el tendido eléctrico lo que causó varias horas sin electricidad a los barrios vecinos, incluyendo en el que crecí. La gente se acercó a ver aquel árbol majestuoso en el suelo en medio de la noche, e incluso muchos sacaron su rato para cortar algunas ramas y llevar un recuerdo de aquel punto de referencia.
JL on
Muchísimas gracias por tu comentario y por la historia “verdadera” , nos emociona que alguien que estuvo ahí haya leído este post que ya fue corregido como corresponde. !Un Abrazo!