(VIDEO) Chile con Avianca: Valparaiso y la magia de un puerto

Se dice que las mejores piernas de Chile están en Valparaíso y no es difícil adivinar porqué.  Valparaíso es una ciudad que se desliza desde los cerros cubiertos de casas de colores hacia el mar, un puerto mágico donde se vive todo el día literalmente de arriba para abajo, de cerro en cerro y donde cada rincón, no lo duden, tiene su historia.

Valpo, como se le dice de cariño, fue una de las ciudades que visité Laura Lazzarino y Juan Pablo Villarino para el nuevo capítulo de 3 Travel Bloggers. Más abajo podrán ver el video con todas nuestras experiencias e historias de este viaje, que fue posible gracias a la conectividad de Avianca.

 

Esta es, en definitiva, mi ciudad preferida en Chile. La razón: es un lugar que se niega a perder su identidad de puerto antiguo a pesar de las exigencias del “progreso”. Estando allí, vi un grupo de porteños alarmados y listos para organizarse contra la construcción de un centro comercial en el borde costero. Amenazas como esta, son las que padece Valparaíso cada cierto tiempo.En 2003, la UNESCO la declaró como Patrimonio de la Humanidad.

Sin embargo, en sus inicios los españoles no tuvieron interés en fundarla como una ciudad; a ello se debe que no tenga plaza central. Este era más bien un lugar de pescadores, que con el paso del tiempo se convirtió en puerto y fue gestando su personalidad a partir de las diversas migraciones de europeos en el siglo XIX.

 

 

Fueron los inmigrantes ingleses los que dejaron sus marcas más notorias. A ellos se debe que a cuando el reloj marca las 5 de la tarde, los ciudadanos se disponen a tomar el té. También introdujeron el primer equipo de fútbol del país -el Santiago Wanderers-, las carreras de caballos, el tenis y el rugby. Casi nada. Se establecieron en su mayoría en el Cerro Alegre, al que llamaban Merry Hill, y luego en el Cerro Concepción.

No fueron los únicos: oleadas de inmigrantes de la antigua Yugoslavia, Italia, España y sobre todo de Alemania han dejado sus huellas en toda la ciudad, mezclando sus costumbres y cultura con la de los locales.  Es por ello que ha sido una ciudad en la que hay que aprovechar el espacio al máximo y en la que, por estar en desnivel, una habitación puede lindar con una terraza, una puerta con una ventana o un patio con un comedor.

Lo anterior hace que no esta no sea una ciudad para todos. Víctor, guía turístico local, cuenta que aún hoy algunos capitalinos miran casi de manera despectiva al Puerto y que hay ciertos turistas, sobretodo brasileros, a los que los cerros les recuerda la disposición de las favelas, por lo que prefieren no aventurarse en ellos.

Peor para quienes piensan así, porque Valparaíso, aunque clásico, se ha refinado sin perder su esencia, se ha adaptado a las necesidades de visitantes más exigentes sin modificar su naturaleza. En la actualidad, entre sus laberintos, vericuetos, viejos ascensores de madera  y casas de colores -pintadas así para que los marineros no se pierdan al llegar de altamar-, encontramos restaurantes, galerías de arte y bares de una personalidad única.

Aquí el arte se respira al aire libre; en sus paredes y fachadas se pueden encontrar grafitis, casi todos evocando enamorados el espíritu de la ciudad. En el Museo a Cielo Abierto del Cerro Bellavista, se encuentran 20 murales de gran tamaño de artistas chilenos de fama mundial como José Balmes o Roberto Matta. Después del recorrido, el vecino Cerro Concepción es perfecto para tomarse un café y recorrer sus tienditas y galerías de artistas independientes.

 

Valpo es un lugar que redescubro cada vez que lo visito. Sus paseos que integran los cerros a la ciudad, sus cumbres desde donde se alcanza a ver la punta nevada del Aconcagua en días despejados, su arquitectura que limita con la magia, sus noches cubiertas de un aura fantasmagórica, son solo algunas de las razones que me hacen sentirlo como uno de mis destinos favoritos en el mundo.

JL