Salem, antes de las brujas
En 1692 se ordenó en Massachusetts la ejecución de catorce mujeres, cinco hombres y dos perros, todos ellos hallados culpables de practicar la brujería.
Estas cifras podrían haber sido mucho mayores si se calcula que fueron en total unos ciento ochenta los acusados de brujos y hechiceros en veinticinco pueblos de la región. La mas joven tenía cuatro años y la mayor cerca de ochenta. Los maridos acusaban a sus esposas, los sobrinos a sus tías, todos corrían peligro de ser etiquetados de pactar con Satanás: madres, hijas, hermanos, vecinos. ¿Cómo explicar esta locura?
La respuesta para tratar de entender cómo es que empezó todo está en el origen de sus protagonistas. Los habitantes de Nueva Inglaterra en ese entonces eran en su enorme mayoría puritanos emigrados de Gran Bretaña con la esperanza de poder empezar una nueva civilización desde cero en estas inhóspitas colonias americanas, un lugar donde pudiesen adorar a Dios “con mas pureza y menos peligros”, lejos de las discrepancias religiosas y políticas de su país.
Las condiciones de estos asentamientos, sin embargo, estaban muy lejos de poder considerarse estables o seguras. Instalados en el borde de tierras inhóspitas, lejos de las “comodidades” de su civilizado Reino Unido natal, rodeados de tribus nativas que los atacaban abierta o furtivamente, padeciendo inviernos inclementes y, para colmo, a la mitad de una incierta situación política que los colocaba entre el control británico y la auto regulación, estos colonos vivían a diario una durísima situación, una verdadera prueba para la forma de vida que pretendían llevar en este nuevo mundo.

Aunque paseando hoy por el apacible pueblo de Salem es muy difícil imaginar lo que padecían sus fundadores hace más de 300 años, acá en el Salem Witch Museum podemos hacernos una idea un poco mas clara de su forma de vida gracias a la exhibición con animatronics de tamaño real que, ayudados por juegos de luces y una omnipresente y no menos tétrica voz, nos ponen en el contexto de la cotidianidad de la vida diaria en los años en que, a unos cientos de metros de donde estamos ahora sentados, ocurrieron las atrocidades que hicieron celebre a este pueblo.
Es clarísimo que estos pioneros americanos no vivían como “La familia Ingalls“, la instalación nos muestra como la oscuridad voraz y el silencio de la noche, envolviendo esas casas llenas de humo y precariamente iluminadas por sus chimeneas, eran un escenario perfecto para lo que estaba por venir, un ambiente de penumbras en el que todo se escucha con mas intensidad, se siente con mas pasión y en el que la imaginación se atiza al máximo. Las noches del siglo XVII en Nueva Inglaterra eran de un negro tan profundo que era casi imposible caminar sin perder el sendero. Las siluetas de los arboles se confundían perdiéndose en el horizonte y si tenías la poca fortuna de tropezarte con algún animal salvaje, digamos un jabalí, las probabilidades de llegar a tu casa gateando, confundido y ensangrentado eran muy grandes. Sumémosle a esto las tempestades que no pocas veces se llevaron volando casas enteras, incluso iglesias con sus congregaciones adentro.

Los puritanos de Salem tomaban además muy al pie de la letra las lecturas bíblicas. Acá no habían eufemismos, medias tintas o interpretaciones psicológicas; cuando en la Biblia se hablaba de un cerdo endemoniado era exactamente eso: un porcino poseído por Satán, por lo tanto las menciones sobre brujas tampoco admitían otra definición que no fuera la de un ser maligno, un hechicero -o mas probablemente hechicera- que practica la brujería en contubernio con espíritus del averno, su existencia no estaba ni remotamente en duda. Las condiciones climáticas y sus penurias no podían ser mas que propiciadas para que surjan ataques de las fuerzas oscuras a estos fieles sirvientes de Dios, todos estaban expectantes a sabiendas de que era cosa de tiempo para que algo más siniestro los atacara… sobre todo cuando algunos pueblos cercanos ya habían sido tocados por las huestes del demonio.
Esto lo sabía bien el Reverendo Samuel Parris, un hombre que se mantenía muy al tanto de los casos de brujería y herejía registrados a lo largo de esas pocas décadas que los puritanos llevaban asentados en la región. Por eso lo asaltó la angustia cuando empezó a sospechar que en su propia casa se asomaba la maldad. Su sobrina e hija, las niñas Abigail y Betty de once y nueve años, empezaron a mostrar un comportamiento sumamente extraño alegando que un ente invisible las mordía y pellizcaba, además declamaban “tontos y ridículos discursos” seguidos de movimientos espasmódicos que se convertían luego en trances de la mas estricta rigidez. Todo esto sucedía durante el día y las niñas no tenían oportunidad “ni de dedicarse a sus oraciones”. Por las noches, sin embargo, se iban a dormir con la placidez de siempre. ¿Cómo es que había llegado esta oscuridad a meterse en SU familia?, se preguntaba el Reverendo Paris.
Salem y sus contradicciones.
Cuando uno llega a Salem saliendo de Boston – aproximadamente a 30 minutos en auto o poco menos de una hora en ferry – hay dos factores que van a determinar tu primera impresión: el lugar exacto al que llegues y el clima con el que te reciba la ciudad. En nuestro caso la Ciudad de Salem, cuya oficina de turismo nos organizó esta visita, fijó el punto de inicio de nuestro recorrido en el Salem Visitor Center , en teoría el primer lugar donde uno debería parar para organizar un día bien informado. A pesar de que en su tienda de souvenirs hay iconografía de brujas en forma de llaveros y muñequitos, su presencia es mas bien secundaria: el concejo de la ciudad sabe que su nombre evoca de inmediato la imágenes siniestras derivadas de los famosos juicios y le pone énfasis a todo eso otro que también hace de Salem una ciudad digna de ser visitada: su cultura, gastronomía y sobre todo, su condición de ciudad marítima.
De hecho, a la vuelta de la esquina se encuentra el Peabody Essex Museum, el museo mas longevo de Estados Unidos, que exhibe muestras de altísima calidad en una enorme y moderna estructura. En el centro de visitantes además nos enteramos de la importancia crítica del puerto de Salem al convertirse en un re-distribuidor de mercancía desde costas americanas hacia todo el resto del mundo entre los siglos XVII y XIX, tanto así que el área marítima de Salem fue el primer sitio histórico nacional del sistema de Parques Nacionales. Otros “primeros” de la ciudad incluyen la primera llamada de larga distancia efectuada por Alexander Graham Bell, la primera fabrica de dulces del país (de marca “Gibraltar”) que aún se venden en Ye Olde Pepper Companie de Derby Street, el nacimiento de la Guardia Nacional Americana y el de los primeros grandes productores de juegos de mesa, Parker Brothers que curiosamente también patentaron la tabla ouija de forma masiva. Aunque en nuestro camino del estacionamiento hasta acá hemos visto ya varios anuncios de videntes y tiendas temáticas, en este lugar la preconcepción que teníamos de una Salem parecida a un Disneylandia de lo oculto se desvanece… momentáneamente.
El slogan de Salem es “Sigue haciendo historia” una forma inteligente de establecer que es más que sólo sus “brujas” sin dejar de reconocer que eso será siempre parte fundamental de su personalidad. Su logo podría ser interpretado como un sombrero de bruja, pero también como un velero. Y es con ese espíritu que Salem nos organizó un día muy equilibrado y variado para poder mostrar ese mosaico de atractivos que tiene por ofrecer. El impecable itinerario que armaron para nosotros reflejaba esa intención e incluía, después de esa visita al obligatorio Museo de las Brujas, una muestra de su comida marina en los restaurantes Finz y Turner´s Seafood, un recorrido cultural en The House of The Seven Gables (La casa de los siete tejados) – inspiradora de una novela fundamental de la literatura norteamericana – una sesión de lectura de cartas y una tarde en el Bit Bar jugando clásicos juegos de arcade.

Lamentablemente las circunstancias de nuestro viaje nos obligan a acortar ese prometedor día después del almuerzo: primero porque estamos – como siempre – contra el tiempo grabando un episodio de 3 Travel Bloggers con Avianca, segundo porque estoy muy mal de la rodilla y es necesario que descanse después de casi 3 meses de grabaciones sin parar (tres días después de este viaje, de vuelta en Medellín, estaba en el quirófano) y tercero por el clima, por el bendito clima.
Porque el cielo de Salem nos recibió exactamente como uno se imaginaría que le daría la bienvenida un pueblo embrujado: lleno de niebla, lluvioso, frío, oscuro. Y no fue sino salir del centro de visitantes hacia el downtown para sumergirnos casi de inmediato a eso que en el fondo esperábamos. Al irnos alejando de ese Salem oficial entrábamos al del imaginario, al de las películas, ese que es hoy en día igual de real que el otro y que además domina gran parte del pueblo, al “Salem pop” de calles repletas de locales que ofrecen insumos para brujería, casas del terror, lecturas de tarot, tiendas de disfraces, museos de cera y almacenes con “props” y memorabilia de películas de terror, el Salem que tiene como su día mas importante el Halloween, esa fiesta pagano-comercial en el que este sector de la ciudad parecería haber quedado atrapada permanentemente.
Salem y sus residentes están divididos entre los que adoptan este aspecto mas frívolo con gusto ( por lo general los que se benefician del turismo “brujeril”) y los que lo consideran una falta de respeto a la memoria de los trágicos hechos históricos de 1692. Un ejemplo: en 2005 se armó una tremenda controversia cuando alguien propuso poner una estatua de la serie clásica “Hechizada“ en Lappin Park, muy cerca de la iglesia donde todo pasó (por cierto, si sabes a que serie me refiero sin tener que hacer click en el link, estás viejo como yo). El hecho fue comparado por algunos como si se colocara en Auschwitz la estatua del Coronel Klink, un personaje nazi cómico de otra serie americana sesentera. Y es así, hay un sector de salemitas que se toma este tema muy en serio, en especial los descendientes directos de los involucrados en el caso, y tienen toda la razón.

El lugar de la memoria

Es de conocimiento general el arrepentimiento oficial de Alemania como país por las atrocidades cometidas durante la época del nazismo, por ejemplo, o el histórico pedido de perdón de la Iglesia Católica por los asesinatos del tribunal de la Santa Inquisición. Lo que yo no sabía era que Salem, como ciudad, a lo largo de las décadas ha demostrado de diversas manera su vergüenza por los juicios y subsiguientes ajusticiamientos a sus supuestas brujas y que incluso tiene un monumento que se lo recuerda a diario.
El memorial de los juicios de las brujas de Salem en Charter Street, muy cerca del Peabody Essex Museum, fue construido en 1992 y a pesar de su aparente simplicidad está cargado de muchísimo simbolismo. A primera vista parece un pequeño parque de barda empedrada anexo al cementerio “Burying Point”, el mas antiguo de Salem, pero basta con entrar para notar que esto es algo diferente. La primera indicación es la permanente presencia de flores en las bancas que tienen tallados los nombres de las personas que fueron colgadas junto a su fecha de nacimiento y ejecución, además en todo el perímetro se pueden leer sus últimas palabras pidiendo piedad y clamando desesperadamente inocencia, abruptamente cortadas por el muro de piedra, símbolo de la opresión, que además los separa de esos otros muertos, los ciudadanos de Salem enterrados en el cementerio adjunto que con su indiferencia fueron cómplices de estos asesinatos.


Una vez que se comprende lo que representa el lugar uno no puede sino sentirse abrumado por el peso de su historia y un poco conflictuado con la dualidad que se experimenta en esta ciudad. Desde el memorial no caminamos ni doscientos metros rumbo hacia el restaurante donde nos esperan para almorzar y nos topamos con uno de esos carteles típicos de lugares turísticos en los que se mete la cabeza por un agujero para ser fotografiados con un cuerpo ajeno dibujado (averiguando para escribir esto me entero que tienen un nombre:”photocalls”) . ¿La imagen de este? Un par de ahorcados con vestimentas puritanas.
Al margen de estas contradicciones lo que mas me sorprende es que el macabro génesis de lo que convirtió a Salem en lo que es hoy, se debió probablemente a razones bastante mundanas y por lo tanto aun mas terroríficas: aburrimiento y ganas de llamar la atención.
“¿Te imaginas si Abigail hubiera tenido Twitter?”

Esa frase me ha quedado dando vueltas. Me lo comentó a la pasada una señora cuando salíamos de la muestra en el Museo de las Brujas. El prospecto es en verdad aterrador… ¿Qué pasaría si Abigail hubiera tenido Twitter? Aunque parezca una pregunta superficial, es en realidad muy relevante porque en cierto sentido todo esto fue ni mas ni menos que un caso de bullying llevado al extremo.
“Abigail” es, claro, Abigail Williams, la sobrina del Reverendo Paris, que se había visto obligada a vivir en la casa de sus tíos junto a su prima Betty y al matrimonio de esclavos Tituba y John Indian al quedar huérfana producto de un brutal ataque de los “salvajes” nativos americanos. Me imagino la tremenda tensión que soportaba una niña de esa edad y con esas circunstancias viviendo en semejante escenario, no solamente por la desolación propia del pueblo y la época sino por una cotidianidad que era tremendamente represiva especialmente para mujeres y niñas y que ella desafiaba con ¿inocencia? infantil jugando en secreto a tratar de ver el futuro con métodos adivinatorios caseros.
Estas actividades estaban influenciadas sin duda por Tituba, la esclava proveniente de Barbados que les relataba a las primas una variedad de extravagantes historias sobre su niñez envueltas en magia negra y vudú, enseñándoles además algunos de los rituales que había presenciado. Uno de esos juegos esotéricos se llamaba “el vaso de Venus” y consistía en vaciar una yema de huevo en una copa de cristal tratando de ver a través de la luz de una vela la imagen del hombre con quien estaban destinadas a casarse. A pesar de su edad, Abigail y Betty sabían que lo que hacían era algo prohibido y como lo prohibido atrae, en poco tiempo ya se les habían unido otras seis vecinas en esas sesiones clandestinas. Fue en una de esas reuniones que una de ellas creyó ver un ataúd formándose en el agua, causando el pánico de todo el grupo y dando también – quizás a causa de la culpa – el inicio de los síntomas que preocupaban tanto a Samuel Parris.
El humilde Reverendo, al ver que sus oraciones no lograban atenuar estas manifestaciones misteriosas, llamó al medico del pueblo quién concluyó de inmediato que esto estaba más allá de sus capacidades: las niñas estaban embrujadas. En el pueblo los rumores ya empezaban a esparcirse.
Detengámonos un momento a pensar en la situación. Parris era el líder religioso de una una comunidad que no era ni la mas prospera ni la mas influyente; de hecho, comparado con sus vecinos, Salem era mas bien un pueblo atrasado, pobre y extremadamente conservador incluso para estándares puritanos. Las disputas de pequeños poderes en estos asentamientos eran feroces y lo mas seguro era que alguien mas estuviera acechando a la espera del menor error para quedar a la cabeza de su congregación. Además la vida misma de las niñas corría peligro, era urgente dejar muy claro que Abigail y Betty no eran brujas, sino que estaban bajo el influjo de alguna. Presionadas para que revelaran quién era la culpable de su situación y temerosas de admitir sus coqueteos con lo oculto, la soga se rompió por la parte mas débil y Tituba la esclava fue señalada por ellas como la que había invocado a Satanás.
Y aquí es que comienza la sucesión de hechos que desencadenó el despelote. De un día para otro todas las involucradas en el juego de adivinación se “contagiaron” de los síntomas y los escalaron. Ahora todas se retorcían, ladraban, querían volar y le hablaban a seres invisibles. Lideradas por Abigail, las acusaciones continuaron y a la pobre Tituba le siguieron otras dos mujeres que también eran blancos fáciles: la pordiosera del pueblo Sarah Good y Sarah Osborne, una anciana que era mirada en menos por no asistir a la iglesia. La esclava, seguramente para salvarse, confirmó que un hombre alto vestido de negro la había visitado de noche enseñándole un libro donde estaban escritos su propio nombre y el de las dos Sarahs y que además estaban también listados los de otras personas que no había podido distinguir. Abigail y Betty lo ratificaron de inmediato, eran ellas tres, la esclava, la mendiga y la anciana, quienes las pellizcaban y atormentaban valiéndose de una demoniaca invisibilidad. La historia era un poco confusa, pero la situación era evidente…!Había mas brujas escondidas en Salem y era necesario desenmascararlas!

Confesando su condición de “sirviente del diablo” Tituba se salvó de la horca, pero las dos Sarahs no tuvieron la misma suerte: durante los juicios se les permitió a las supuestas víctimas presentar “evidencias espectrales” ¿Eso que significa? Básicamente que podían declarar lo que les diera la gana aduciendo que en ese momento estaban viendo, sintiendo y escuchando a los espectros demoniacos que eran prueba irrefutable de la culpabilidad de las enjuiciadas. Como en una coreografía macabra, cuando Abigail se tiraba al suelo convulsionando, todas la seguían y si ella se quedaba mirando a un punto muerto en el techo para luego empezar a gritarle al vacío, a los pocos segundos ya estaban todas haciendo lo mismo. Esa exagerada teatralidad (que se puede ver actuada de forma magistral en la película “The Crucible“) fue suficiente prueba para que los jueces dictaran las sentencias de muerte.
Las pobres mujeres no tenían escapatoria: o confesaban que eran brujas o morían en la horca. Todos los ejecutados sostuvieron hasta el final que eran inocentes, pero sus reclamos y lamentos fueron ignorados.
Sin embargo, si bien no todos los pobladores se tragaban ese cuento, eran poquísimos los que se atrevían a decirlo en voz alta. Uno de ellos fue John Proctor que al ver a su esposa involucrada en esta locura y encima acusada directamente por Abigail, se enfrentó públicamente a la sobrina del Reverendo, quien poco a poco alcanzaba con la anuencia de las autoridades un poder que estaba a punto de descontrolarse aún mas. ¿La consecuencia para él? Su ejecución en la horca, a pesar de que, ahora si, un grupo de pobladores lo apoyó con una carta argumentando que Proctor siempre había sido un hombre respetable. Fue inútil.

Aunque los registros de los juicios de las brujas se interrumpen abruptamente (desaparecieron) lo que si se sabe con certeza es que Abigail Williams fue de las últimas testigos en insistir ferozmente con las acusaciones aun cuando las otras habían ya desaparecido del panorama. Una semana después del arresto de Proctor los señalamientos se multiplicaron por decenas. Envalentonadas y disfrutando de la atención, ya no solamente se centraban en gente vulnerable o “naturalmente” sospechosa, sino que empezaron a apuntar a personas estimadas por la comunidad y hasta influyentes. Solamente en ese momento las autoridades se dieron cuenta que podían haber cometido un grave error al dejarse llevar tan livianamente por todo ese berenjenal. En los meses siguientes el tema se fue diluyendo y se intentó barrerlo debajo de la alfombra.
Mucho se ha especulado a lo largo de los siglos sobre las razones que desencadenaron este desastre que acabó con al menos 19 muertos, familias destruidas y decenas de encarcelados y torturados. Algunas teorías hablan de histeria colectiva, la aparición de rayos electromagnéticos que alteraban el juicio (!!) y hasta un hongo en el pan que habría causado alucinaciones. La explicación mas aceptada es también la menos compleja: Abigail estaba en lo mas bajo de la escala social y económica salemita, su condición de mujer y niña, ademas, la hacían prácticamente nula para cualquier efecto importante en esa sociedad puritana y había perdido a sus padres recientemente, se sentía sola y carente de atención. De pronto se convirtió en una celebridad, en la reina de facto del pueblo, bastaba que ella moviera un dedo (y se convulsionara un poco) para decidir sobre la vida o muerte de las personas. Al principio fue tras los blancos obvios, los mas débiles, y cuando tomó confianza ya simplemente apuntaba a quien le caía mal, una versión incluso dice que estaba enamorada de John Proctor y es por eso que enredó a su esposa en el asunto.
Basada en una mentira que al principio podría haber sido inocente, hizo crecer esto hasta niveles insospechados. Pero sin la permisividad de las autoridades adultas, sin la caja de resonancia que eran sus amigas, que la imitaban sin pensarlo, y sin la participación activa de los pobladores de Salem que repetían lo que escuchaban sin comprobarlo o simplemente callaban, esto no hubiera llegado tan lejos nunca.
Un “viral” le diríamos hoy. Y creo que eso es lo mas terrorífico de la historia de las Brujas de Salem . En una época en la que estamos sobreexpuestos a la información y en la que nos convertimos en un engranaje mas de una maquinaria de amplificación que funciona a través de las redes sociales, es sumamente sencillo destruir una vida a través del bullying ya sea con intención, como lo hizo Abigail, o por nuestra pasividad, desinterés y pocas ganas de informarnos como pasó los con pobladores de Salem en 1692 .
La personalidad de la ciudad de Salem, contradictoria como es, al final nació de las pataletas no controladas de una pre-adolescente en busca de atención.
Y si señora, que bueno que Abigail no tenía Smartphone.
JL