Jun 15

Cómo me enamoré de Colombia: una carta de amor a Colombia por un inglés

vallenato festival valledupar colombia

La versión de este post en ingles aquí: “How I fell in love with Colombia”

Admitiré una cosa para empezar: Colombia y yo,  no fue amor a primera vista. Esto fue principalmente porque la “primera vista” fue a la ciudad fronteriza: Maicao en el desierto de La Guajira – crucé la frontera en diciembre del 2009 para cambiar algunos pesos venezolanos por moneda colombiana. La primera vista del país que llegaría a amar y llamar hogar fue por la ventana sucia de un taxi después de 6 horas en la frontera. Pasé 3 noches en Maicao, en un hotel barato con más cucarachas muertas que focos funcionando – mi amigo y yo comimos pizza y coqueteamos con las 2 niñas del almacén de Levi’s. El cuarto día me subí a la parte trasera de un mototaxi de vuelta a la frontera para vivir mi primera Navidad sudamericana en Valencia, Venezuela. En ese momento, no estaba enamorado de Colombia. 

Maicao Colombia
Mi primer hotel colombiano en Maicao en 2009: pueden ver por qué no me enamoré inmediatamente?

Mi segunda vista de Colombia fue a la extensa masa de Bogotá desde la ventana de un avión de Air France en 2011. Me mudé a la capital de Colombia por un año para trabajar en el Consejo Británico, como lo hacía en Venezuela unos años antes. Pero tampoco ahí llegó mi amor por Colombia inmediatamente: tenía algo así como un momento descrito por Gabriel García Márquez y, como el joven novelista muchos años antes: me costaba acostumbrarme al clima andino y el estilo de vida después de haber sido un costeño de honor en Venezuela. Sin embargo, siendo un viajero que siempre he sido empecé a viajar por el país, primero los fines de semana que tenía libre, luego más extensamente cuando llegaron mis primeras vacaciones en diciembre. Visité las calles empedradas  de los pueblos de Boyacá, la selva pacífica del Chocó, los picos nevadas y glaciares del Cocuy, las fincas cafeteras de Caldas. Hice trekking por las junglas costeñas a la Ciudad Perdida y las playas del Parque Nacional Tayrona. Bailé en Navidad en una chiva en Santa Marta, y vi el año nuevo en una salsateca al aire libre en Barranquilla. Recuperé mi español y conversé con los colombianos. A la final del año me había enamorado de este país.

El Cocuy
El Cocuy – enamorándome en ese momento

Se dice que la ausencia  hace que el corazón sienta con más cariño, y tal vez fue esa ausencia la que hizo que mi amor por Colombia se volviera fuerte e inevitable. Estudiando mi maestría de vuelta en Manchester, de vez en cuando miraba las fotos de mis viajes por Colombia. Recordaba el señor viejito en el Cocuy que me invitaba a quedarme en su casa y después me introdujo a la mitad del pueblo como “el actor que estuvo en películas como ‘La pasión de Cristo’ y ‘El señor del anillo’” ( yo tenía el pelo largo y una barba muy grande, y no le contradije). Me acordé del niño cuyo trabajo fue estar sentado en la proa de una pequeña lancha en Nuquí y encontrar las ballenas jorobadas gigantes que echan un chorro en la distancia cubierta de niebla, recuerdo su sonrisa contenta cuando cumplió su tarea. Recordaba la intensidad solemne de la señora mayor Wayuu quien me vendió una mochila color naranja quemado que mi madre hasta el día de hoy  lleva orgullosamente y cuya dignidad silenciosa me hizo resistir el regateo por primera vez en la vida (¡me encanta un buen regateo!). Mientras recordaba toda esa gente, todos esos lugares, me enamoré una y otra vez.  Colombia me hacía falta; extrañando un lugar de donde no era pero con el cual sentía una afinidad más fuerte que con mi hogar. Y sabía que tenía que volver: saliendo de Colombia esa primera vez fue como terminar una relación demasiado temprano – todavía había sentimientos que se tenían que explorar, sin mencionar los lugares-.

Ahora es abril del 2016. He estado de vuelta acá en Colombia por más que dos años y he continuado explorando  sus 32 departamentos, constantemente encontrando nuevos lugares emocionantes, y continuamente reafirmando mi amor por este país. He dedicado mucho de mi tiempo estudiando la historia del país, su geografía y biodiversidad. No solamente quiero ver Colombia, quiero intentar comprenderla y conocerla totalmente. Me he vuelto en ‘uno de esos’ que constantemente corrigen a las personas que escriben ‘Columbia’. Me siento muy afortunado de escribir para este blog la mayoría de mi tiempo en Colombia – he escrito aproximadamente 250 posts sobre viajar en este país hermoso-. A un promedio aproximado de (por lo menos) 1000 palabras por post, son mucho más que 250.000 palabras. Incluso por las clasificaciones de cantidad de palabras más rígidas eso vale por un par de novelas. Mis fotos de Colombia han sido vistas y compartidas por cientos de miles, tal vez millones de personas. Estoy orgulloso de ser capaz de aportar mi granito de arena para cambiar las percepciones de Colombia y dar a conocer la magia de mi hogar adoptivo. Estoy feliz por haber sido capaz de aparecer en la televisión y periódicos compartiendo mi amor por Colombia. No ven mi cara tantas veces en este blog o en nuestras redes sociales pero ese es el punto – Colombia es la verdadera estrella aquí, no yo. ¡Es un país que se merece más de un tiempo en el centro de atención!

Chris Caracol Interview
Mi entrevista con Nataly: temo que la fama hace señas…

Puede haber personas que leen esta publicación y lo encuentran exageradamente sentimental y esto está bien. Pero si vienen a Colombia encontraran miles de extranjeros que han experimentado las mismas emociones que estoy describiendo aquí. Si buscan en internet o conversan con viajeros en hostales, encontraran miles de personas en las primeras etapas del mismo amor. Hay algunos lugares que parecen meterse debajo de la piel más rápido que otros. Colombia es uno de esos lugares.

No todo es perfecto, hay cosas sobre Colombia que no me gustan, cosas que me hacen sentir triste o enojado (ya hay cosas suficientes  como esas en Inglaterra). Pero todas esas cosas vienen del mismo amor por Colombia: cuando amas algo no quieres que se cambie mucho por miedo de perder la esencia por las que lo amas. Pero sí quieres que crezca y se desarrolle, y que sea feliz, más seguro y más igual. Hay cosas que me hacen sentir impotente. Viajar puede ser una bendición mixta en este sentido: veo tanta belleza y alegría en Colombia, y tanta tristeza mezclada con esa alegría. En el desierto de la Alta Guajira los niños ponen sogas a través de las calles y piden dulces o galletas como ‘peaje’ para pasar por su tierra salvaje. Llegamos al punto que ya no tenía más dulces y mi amigo le dio a una pequeña niña Wayuu una botella de burbujas. Nunca me olvidaré de esa cara asustada por un segundo antes de que apareciera una sonrisa de oreja a oreja al hacer las primeras burbujas. No quiero que tenga hambre o sed. El grupo de niños de San Cipriano que me llevaron a las cascadas escondidas en la selva estaban felices y llenos de vida, pero quiero que puedan ir al colegio. La gente Arhuaco quienes me permitieron pasar tiempo en su hogar en Nabusimake en la alta Sierra Nevada de Santa Marta viven en el ‘corazón del mundo’ y ellos quieren ver la biodiversidad increíble de su hogar protegida: genuinamente espero que lo sea. La gente de Colombia me han dado la bienvenida en su país con brazos tan abiertos que puede ser difícil ver ciertas injusticias cuando viajo por el país. Colombia es un país que ha sufrido dolores tremendos y aún lleva las cicatrices, pero aun no tengo fe en la capacidad de los colombianos, las personas más ingeniosas que jamás he conocido, para arreglar las cosas que están mal acá.

Estrella Fluvial del Sur Atabapo River
Selfie de 3 ríos…

En algunas ocasiones, cuando me encuentro pensando en la idea de mudarme, nunca lo pienso mucho tiempo. Simplemente voy y me siento en una tienda con una Poker fría y escucho vallenato en una antigua máquina de discos con algunos amigos. Bajo al mercado Paloquemao por un caldo en el pequeño restaurante donde el dueño me llama “primo” y me saluda siempre con un abrazo de oso y chocando mi mano. Voy a un club en alguna parte y escucho cumbia,  champeta, bullerengue o salsa. O viajo: simplemente me subo a un bus y me voy. O a caminar en un bosque buscando pájaros, o caminando por las calles de algún pueblo y conversar con la gente que vive allá. Acabo de volver de un viaje al río Samana en Antioquia y en el regreso del viaje paramos en ese pueblito llamado El Prodigio, por patacones y hogao artesanales. Casi no me pude convencer a mí mismo de salir de ese pueblo: no tenía algo digno de atención pero simplemente tenía ese ambiente que es tan particular de los pueblos colombianos. Algún día planeo viajar por Colombia simplemente parando en cada pueblito en el camino, sentarme en las plazas y escuchar a las personas contar sus historias… Pero me desvié del tema: lo que realmente estoy intentando decir es que siempre que considere salir de Colombia simplemente me tengo que acordar de cuanto amor este lugar, y estos sentimientos desaparecen casi inmediatamente. Es fácil enamorarse de Colombia. 

Tubing Palomino Colombia
Bajando en un neumático el Río Palomino: de la selva hasta el mar… (Foto: Heather Wilson)

La gente muchas veces me pregunta si no me preocupa escribir este blog sobre la magia de Colombia. ¿Será el mismo lugar que amo tanto si más y más gente viene y lo visita?, ¿la magia se perderá de alguna manera?.  Siempre les digo lo mismo: es como tener una pareja o un nuevo mejor amigo y querer presentárselo a todos los amigos y la familia. Quieres que vean y entiendan que es lo que amas de esa persona. Siento lo mismo de Colombia. Amo tanto a este país y quiero que otras personas vengan y lo visiten, y que se sientan los mismo sentimientos. Y quién sabe, quizás se enamoren también.

Escrito por: Chris

Traducido por: Anna

Filled under: Espanol, Uncategorized

8 thoughts on “Cómo me enamoré de Colombia: una carta de amor a Colombia por un inglés

    SHUBHANGI SRIVASTAVA on

    Planning to move to Bogota in July. This post is a sure encouragement and a lovely read .Thanks for sharing 🙂

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    ADRIANA ARANDA on

    Chris, lloré leyendo este post, y lo peor es que estoy en mi trabajo, gracias por amar a Colombia y por amarnos, yo tambien vivo enamorada de mi pais, y me siento muy orgullosa de haber nacido aqui!! ojalá algún dia conozcas Girón, es el pueblo donde vivo!!

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      Chris on

      Gracias Adriana, y me encantaria conocer Giron tambien, me parece hermoso!

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    Gustavo on

    Chris: I am a Colombian expat that is about to return to that wonderful country. I am an amateur photographer and I am planning to visit by land many of those wonderful places Colombia has to offer. I’d love to get in touch with you and maybe we could go to Paloquemao to have a soup and a beer in your favorite restaurant. I’ll be this coming October in Bogota so if you don’t mind send me an email to plan a get together. By the way, I LOVED this post.

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      Chris on

      Hi Gustavo, thanks for your comment and I’m happy you enjoyed the post! That sounds good, always up for a visit to Paloquemao, I’ll send you an email (y)

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    MARCO RENGIFO on

    Que bello mensaje. Se nota que Colombia te inspira. gracias por ese amor, por entendernos y decirle a otros que somos algo mas que coca y violencia. Muchas gracias Chris..!!

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    Juan Uribe on

    Tanks Chris, God bless you

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    Cesar augusto on

    Gracias por hacerme sentir vivir de nuevo por describir mi lindo y hermoso país , llevo 15 años fuera de mi país aunque una enfermedad me retiene en España espero muy pronto tomar ese avión sin regreso y poder vivir y sentir esas vivencias que has sentido compartir y recuperar estos años de ausencia

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